By: Aminta
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Era una tarde de agosto, el tres de ese mes, allá por el 2002, tórrida y plomiza, como lo eran, y lo son en ese tiempo, en Extremadura. Juan Manuel hacía servicio por esos montes tan fragosos que constituyen la Siberia extremeña, concretamente en la Reserva Regional de Caza del Cíjara, donde tenía su plaza, en Helechosa de los Montes (Badajoz).
Le acompañaba ese día Alfredo, Agente de Medio Ambiente como él. Su compañero habitual de patrulla, Pedro, ese día no pudo hacerlo.
Cuando se aproximaban las seis de la tarde, una abeja voló nerviosa sobre Juan Manuel, y él casi no le dio importancia, quince años de servicio en esos montes tan abruptos y hermosos que constituyen el noroeste de la provincia de Badajoz, le habían acostumbrado al vuelo cercano de la fabricadora de miel.
Pero esta vez la antófila se posó en su cuello y le clavó el aguijón.
Mareos, dificultad al respirar, desvanecimiento… Alfredo lo tuvo claro, su compañero estaba padeciendo un shock anafiláctico… Desconocía que Juan Manuel fuera alérgico a las abejas. El botiquín, como nos lo entregaban por aquellas fechas, sin ningún remedio para aquella situación tan dramática.
Aceleradamente con el coche oficial le llevó por aquellos sinuosos caminos forestales de la Reserva intentando salir cuanto antes a la carretera para llegar lo más pronto posible al Centro de Salud de Helechosa. Nunca había puesto tan al límite a su todoterreno. Juan Manuel se había desmayado, y parecía que ya no respiraba.
Llegó al Centro de Salud ya cadáver.
Nacido en el mismo Helechosa de los Montes, era soltero, sin hijos, y tenía cuarenta años de edad cuando dejo este mundo. Persona muy querida por todos los que le conocía, buena, afable, generosa… y profesional. Le echamos de menos.
Descansa en paz, compañero.
Cada año la IRF (International Ranger Federation) celebra el Word Ranger Day. Un día que pretender ser un homenaje a todos aquellos profesionales que dedican su vida a la protección del medio ambiente.
En el día de hoy recordamos, así mismo, a toda/os la/os compañera/os fallecidos en acto de servicio: guardabosques, guardaparques, rangers, agentes forestales y/o medioambientales en sus diversas denominaciones a lo largo y ancho del mundo. Unas cifras que debieran ser anecdóticas asustan, por su cantidad y por su evolución al alza:
Ciento treinta y siete guardabosques muertos en acto de servicio en lo que va de año. Las cifras estremecen.
Y, detrás de las cifras, detrás de la mera estadística, subyacen los nombres individuales, las personas, las familias. Sirva esta pequeña crónica como homenaje a todos ellos.
2009-2020-Map-v2-with-namesIn Memorian, no os olvidamos.
El domingo 17 de julio de 2005 fallecieron en el incendio de Riba de Saelices (Guadalajara), once personas que trabajaban en su extinción: la dotación de una autobomba, Jesús Ángel Juberías Navarro de 42 años, y Mercedes Vives Parra de 43 años; los siete integrantes del retén de Cogolludo, Julio Ramos Ballano de 28 años, José Rodenas Parra de 52, Manuel Manteca Hernández de 23, Luis Solano Montesino de 35, Marcos Martínez García de 24, Jorge César Martínez Villaverde de 24 y Sergio Casado Iritia de 22; y 2 agentes medioambientales, Pedro Almansilla Fuero de 52 años, casado y con dos hijos, y Alberto Cemillán Jadraque de 37 años, casado y con dos hijos también.
Diez de ellos habían nacido en la provincia de Guadalajara, y uno en Cuenca. El conductor de una autobomba que acudió en su auxilio no logró llegar hasta el grupo, alcanzándole el frente del incendio a escasa distancia, siendo el principal testigo de lo que ocurrió, salvó su vida abriendo la espita del depósito y colocándose bajo el chorro de agua.
Este suceso se considera de fuego eruptivo, que se había dado en otras ocasiones en España, la Gomera (1984 y 20 muertos), Parque Natural de Grazalema (1992 y 5 muertos), Millares en Valencia (1994 y 7 muertos), y Alájar en Huelva (1999 y 4 muertos). Se produce una gran aceleración en la velocidad de propagación del incendio que sorprende a los medios de extinción, a menudo sin opciones de escapar a lugar seguro. En el caso del incendio de Riba de Saelices, la vegetación arbustiva dominada por la jara y material seco disperso, tan fácil de arder, junto a una gran superficie expuesta al oxígeno y topografía irregular, dieron las condiciones suficientes para que la velocidad de propagación llegase a los 121 km/hora en un área algo superior a las 2 hectáreas. Así, cuando el operativo dispuesto allí percibió que el frente de llamas evolucionaba de una forma tan tremenda, trataron de escapar en sus vehículos. Necesitaban cubrir aproximadamente 600 metros para escapar, pero solo pudieron recorrer 300.
Resulta complicado predecir estos movimientos convectivos que afectan a un área tan pequeña, pero aún era más difícil en aquel incendio de 2005. La investigación de este accidente ha permitido que conozcamos mejor este tipo de fenómenos, lo que ha mejorado nuestra formación y los métodos de trabajo en extinción.
El incendio se originó por una barbacoa en el merendero cercano a la Cueva de Casares el día anterior, habiendo sido advertidos los responsables por un agente medioambiental que les pidió que la apagasen por la sequía de aquel año, y por las condiciones peligrosas de aquel día. Al no haber una normativa que prohibiese tal actividad, no pudo obligarles a desistir de sus planes, y los excursionistas decidieron proseguir. Más tarde se alejaron para bañarse, momento en el cual el viento reavivó el fuego, y la extrema sequedad de la vegetación de alrededor permitieron que se iniciara el incendio forestal.
Se quemaron 10.352,57 hectáreas de monte arbolado, la mayoría cubierto de pino resinero, sabina mora y roble, 2.380,16 hectáreas de matorral y pasto y 154,64 hectáreas de superficie no forestal. El incendio afectó a 2.400 hectáreas de alto valor ecológico pertenecientes al Parque Natural del Alto Tajo.
La investigación de las causas del incendio y de la responsabilidad de estas muertes dieron lugar a un largo y complejo proceso judicial. Aunque finalmente la responsabilidad penal recayó en el excursionista que hizo la barbacoa, el número de imputados fue aumentando entre responsables técnicos y políticos. Todo ello dio lugar a cambios en la normativa de uso del fuego y de la organización del trabajo de extinción, lo que ha permitido mejorar la prevención en ambos sentidos, reducir la probabilidad de que se inicie un incendio y de que se produzcan accidentes entre los trabajadores en la extinción, un largo camino que se sigue recorriendo.
En recuerdo a su memoria, en el parque Las Lagunillas de la localidad abulense de Casavieja, junto a la escultura realizada en bronce de un bombero forestal que representa un monumento a tan arriesgada profesión, existen once rosas negras por cada uno de los miembros del operativo que fallecieron en aquel dramático y triste suceso.
Ojalá nunca más tengamos que despedir con tanta desolación a mujeres y hombres tan valientes y entregados a la causa de la protección de nuestros montes, como lo eran los Once de Riba de Saelices.
Descansen en paz.
El 27 de junio del 2015, falleció a consecuencia de un infarto nuestro compañero Xosé Enrique Casanova Sánchez mientras dirigía las operaciones para sofocar un incendio en el municipio de Guntín (Lugo), en la parroquia de Vilamaior de Negral. Trabajaba solo. Las altas temperaturas, junto al estrés de la coordinación de los numerosos incendios que se registraban esos días, pudieron ser el causante del ataque al corazón. Tenía 57 años y dejó viuda, no tenía hijos.
En marzo del 2019 se condenó a la Xunta por “no actuar de forma diligente al denegar el cambio de puesto a Xosé Enrique, enfermo del corazón, quien lo había solicitado reiteradamente”, según indicaba la sentencia.
Para todos era un hombre querido, bueno y muy profesional.
Esta emotiva carta se la escribió Julio Manuel Casanova Lameiro, ahijado de Quique.
“Meu querido padriño:
Alá onde queira que vaias, quero que saibas que non deixarás de ser a persoa que eras, unha das máis importantes da miña vida, porque para min eres o meu segundo pai. Dábasme bos consellos, botábasme a bronca cando facía algo mal. Sempre con responsabilidade dicíasme o que si ou non debería facer. Fuches o que me levaches por primeira vez ao cine e quen me ensinou a conducir sentado no teu colo. Tirábasme dos mofletes e sempre te facía rir coas historias do meu traballo.
Alá onde queira que vaias non deixes de aconsellarme e de regañarme como facías sempre. Prométoche que de agora en adiante serei mellor persoa e coidarei moito de todos.
Nunca te olvidarei, padriño. Quérote moitísimo.
P.D.: Isto non é un adeus, é un ata pronto.
Un abrazo a su viuda y familia de parte de AMINTA. Que descanse en paz.
Un día como hoy, tres de junio, pero del 2004, falleció nuestro compañero Alberto Orenga Porcar, perteneciente al colectivo de Guardas de Reserva de Fauna (adscritos a las Reservas Nacionales de Caza de Cataluña). Tenía la categoría profesional de Guarda de Primera y prestaba su servicio en la Reserva Nacional de Caza de los Ports de Tortosa i Beseit.
Hacia las 14:30 horas de la tarde, su vehículo todoterreno Land Rover se salió del camino del Mangranar, en el límite entre las provincias de Castellón y de Tarragona, en el municipio de La Pobla de Benifassà (comarca del Baix Maestrat, Castellón de la Plana), y volcó por un barranco por causas que todavía se desconocen. Iba acompañado por un cazador barcelonés quien salió malherido del accidente y fue a pedir auxilio. Tras lograr subir hasta la carretera, paró un coche conducido por unos ciudadanos de origen extranjero y le llevaron hasta el Molí l´Abad, en La Pobla de Benifassà , donde avisó de lo sucedido. Hasta el lugar del accidente acudió el médico del centro de salud de La Senia (Tarragona), que únicamente pudo certificar la muerte del guarda de reserva de fauna, vecino de esa localidad, según fuentes de ese centro. Por su parte, el cazador sufrió fractura de una costilla y fue trasladado a un hospital.
Tenía 57 años, estaba soltero y sin hijos.
A pesar del tiempo transcurrido, AMINTA quiere expresar nuestras más sinceras condolencias a su familia, amigos y compañeros. Descanse en paz.
Hoy, 22 de mayo de 2020, hace dos años que nos dejó el compañero Agente de Protección de Naturaleza, Luis Antonio Lorenzo Catalá, debido a un fatal accidente de circulación que se produjo en un traslado «in itinere». Luislo, como así lo llamábamos los compañeros próximos, era un veterano de la profesión y siempre había tenido destinos en la provincia de Teruel, siendo su último en Alcañiz. Había sido muy activo en las tareas de investigación, tanto de delitos ambientales como de causas de incendios forestales, y durante varios años fue uno de los APN integrantes de la Cuadrilla helitransportada de Alcorisa.
Durante su vida profesional promovió y realizó tareas de educación ambiental, sensibilizando a los niños en edad escolar de problemáticas ambientales, especialmente las relacionadas con los incendios forestales, como las que se realizaban en la base helitransportada de Alcorisa, a la que pertenece la fotografía que acompaña a esta breve y cariñosa reseña. Tenía 56 años en el momento del accidente.
Desde aquí mandamos un fuerte abrazo para su mujer Teresa y sus tres hijos: Vega, Estrella y Víctor.
By: Aminta
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En el día de hoy rendimos homenaje a la memoria del compañero Agente del Medio Natural Juan Rubén López Cueto, quien un 3 de mayo del 2006 perdió la vida al precipitarse su vehículo oficial por un barranco en la pista “La Collada”, en la Sierra del Cuera, en el concejo de Peñamellera Baja (Asturias). Tenía 44 años.
Reputado montañero, los que le conocieron refieren sobre él su excepcional humanidad y su carácter cercano y apacible para cualquiera que le tratase. En lo profesional, el nivel de entrega y dedicación a su trabajo como Agente del Medio Natural durante los años que vistió con orgullo el uniforme, sigue siendo una referencia para todo el colectivo.
Nació en Arriondas (Parres) pero en el momento del fatal suceso residía en Ribadesella
Dejó mujer y dos hijos de 3 y 7 años de edad.
Nuestras más sinceras condolencias a su familia y amigos.
Descanse en paz.
Así lo recordaban, hace un año, nuestros compañeros de la Asociación Profesional de Agentes del Medio Natural del Principado de Asturias.By: Aminta
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El sábado pasado nos despertamos con la trágica noticia de que el día anterior, viernes 24 de abril, doce guardabosques de la República Democrática del Congo, habían sido asesinados en el Parque Nacional de Virunga.
Su misión era aquel día proteger un convoy de civiles junto con tres compañeros más, en total quince guardabosques. Pero fueron emboscados por alrededor de sesenta combatientes de las Fuerzas Democráticas para la liberación de Ruanda (FDLR). Cuatro civiles también murieron y muchos otros resultaron gravemente heridos, comunicó Cosma Wilungula, directora del Instituto del Congo para la Conservación de la Naturaleza (ICCN).
Virunga se encuentra en los volcanes cubiertos de bosques de África central y alberga a más de la mitad de la población mundial de gorilas de montaña. Es el parque nacional más antiguo de África y la mayor reserva de selva tropical, que abarca 7.800 kilómetros cuadrados (3.000 millas cuadradas).
«Los guardias no fueron el objetivo y murieron mientras ayudaban al vehículo civil que había sido incendiado por los atacantes», informó el Parque Nacional Virunga en un comunicado.
El FDLR ha librado una guerra periódica con el gobierno congoleño y las milicias rivales desde que fue fundado en 2000 por funcionarios hutus que huyeron de Ruanda al final del genocidio.
Casi 200 guardabosques de Virunga han muerto en ataques de milicias anteriores. Hace dos años, cinco de ellos fueron asesinados por los milicianos Mai Mai, en el ataque más mortal de la época.
En mayo de 2018, el parque fue cerrado después de que turistas extranjeros fueran secuestrados, y su guía asesinado por pistoleros. Reabrió en febrero de 2019.
Desde AMINTA expresamos nuestra más enérgica repulsa a este ataque y al asesinato de los doce compañeros guardabosques congoleños y de los cuatro civiles también fallecidos.
A la vez expresamos nuestro más profundo y sincero pésame a sus familias.
Descansen en paz.
Puedes realizar una donación económica en favor de los hijos de los fallecidos a través del portal del Parque Nacional de Virunga.
Desde Sudamérica nos llega esta petición de ayuda para dos huérfanos de padre, y madre Guardaparque de Bolivia. Os rogamos que, en la medida de vuestras posibilidades, podáis aportar algún donativo para estas pobres criaturas menores de edad.
Lo que para nosotros puede ser poco dinero, para ellos es mucho.
Muchas gracias de antemano por vuestra solidaridad.
Junta Directiva de AMINTA.
La presente tiene por propósito solicitar apoyo para los hijos huérfanos que dejó la vida en Vida Fue Guardaparque Teresa Ordoñez Romero, por motivos del accidente laboral mismo que se complicó, en el mes de junio del año 2017, en un patrullaje especial: verificación de antenas instaladas en uno de los picos más limitados del área protegida, actividad que tuvieron problemas con el Guardaparque Daniel A. Rozales Sánchez, en la zona Villa Montes, en sector conocido como «La Aguaja»; al promediar las 11:50 horas de la mañana, estuvieron subiendo un poste por una senda poco accesible y por la humedad del suelo sufrió un accidente de caída vertical de aprox. 16 metros de altura; ocasión en la que tuvo lesiones internas de la columna vertebral, coxis y zona abdominal, siendo auxiliada por el Guardaparque que le acompañaba hasta un centro médico en la ciudad de Villa Montes, donde se indica que solo sufrió golpes fuertes.
La Guardaparque desde ese momento tuvo dolores continuos en su vientre, por motivos que los centros médicos no le otorgaron baja médica ni tampoco le diagnosticaron ninguna lesión grave, ella estuvo trabajando cumpliendo con su trabajo cotidiano; luego en el segundo trimestre del año 2019 recibió resultados de un estudio que se practicó en un centro médico particular se diagnostica el «carcinoma de nivel 3» (cáncer) en la matriz y cuello uterino; situación que alarmó a toda la familia de Guardaparques y la institucionalidad del SERNAP, y a la Asociación de Guardaparques de Bolivia brindando apoyo para su tratamiento. No se pudo restablecer y al promediar 05: 00 horas de la madrugada del día 08 de diciembre del año 2019, falleció.
La compañera Guardaparque dejo 2 hijos menores de edad en etapa escolar, los pequeños también son huérfanos de padre y los pequeños ahora están al cuidado de sus abuelos quienes son personas muy pobres y no cuentan con los medios económicos para alimentar a estos pequeños.
Cuenta de banco en dólares:
NOMBRE DEL BANCO: BANCO DE LA NACION PERU.
NUMERO DE CUENTA EN DOLARES: 08-691-301215.
CODIGO DE TRASFERENCIA CCI: 018 691 008691301215 68
CODIGO SWIFT INTERNACIONAL: BANCPEPL
Werhner Atoche Montoya.
Bachiller. Ing. Ambiental.
Federación Internacional Guardaparques FIG.
By: Aminta
agentes aragón asesinado conservación forestales garrido guarda naturaleza medioambientales motosierra naturaleza pascual protección
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Un 2 de abril de 1991 se halló el cadáver de nuestro compañero Pascual Garrido, Guarda de Conservación de Naturaleza (antigua denominación de los actuales Agentes para la Protección de la Naturaleza de Aragón). Encontró la muerte mientras atendía a un águila herida en una caseta situada en un lugar apartado de la sierra de Arguis, en Huesca. Su cadáver presentaba un enorme tajo a la altura de la ingle que le ocasionó la muerte de modo inmediato, y tenía todo el abdomen abierto, además de un fuerte corte en la espalda y diversos desgarramientos por el cuerpo. El asesino le había atacado con una motosierra. Tenía 28 años de edad.
Se consideró como sospechosos de su asesinato a un grupo de ocho presos de la cárcel de Huesca que el día del crimen realizaban, en régimen abierto, trabajos de formación forestal en la zona.
Tras diversas diligencias, la hipótesis de trabajo de la Guardia Civil era que los sospechosos utilizaban la caseta forestal donde se cometió el crimen para recibir diversas cantidades de droga, que recogían cuando salían a trabajar a la sierra y que luego introducían en la cárcel. El nexo entre la prisión y el exterior eran los hermanos D. A., que era uno de los presos, y V. A., que estaba fuera y suministraba la droga. El asesinato de Garrido obedecería a que fueron descubiertos por el agente en plena compra-venta de estupefacientes.
Tras numerosas contradicciones en sus declaraciones, el juez tuvo que absolver a los acusados por la presunción constitucional de inocencia, ya que tampoco se encontraron pruebas suficientes para incriminarles: la motosierra había desaparecido.
El centro de interpretación de la Red Natural de Arguis, donde se perpetró el crimen, fue rebautizado con el nombre de Pascual Garrido. (Fuente: extraconfidencial.com).
En la foto, tomada por el compañero David Gómez Samitier (también tristemente fallecido en accidente de circulación), e incluida en su libro “Pájaro de Barro”, aparece Pascual Garrido aportando comida a un muladar de Quebrantahuesos.
Ojala, amigo Pascual, se haga justicia en el cielo, ya que en la tierra tu execrable crimen, quedó impune.
Un aliento por parte de AMINTA a la familia en su desesperanza.