Marzo del 2012 fue trágico para el Pirineo Catalán, el día 8 de ese mes se produjeron cinco incendios con apenas una hora y media de diferencia. Uno de ellos se registró en Calvinyà, en la comarca leridana del Alt Urgell, donde desde 1987, Jaume Rey Laguía, perteneciente al Cuerpo de Agentes Rurales de la Generalitat de Catalunya era jefe del área básica de la comarca de l’Alt Urgell (Pirineo de Lleida).
Según el diario El País, “Ese día Jaume no trabajaba, pero era el único jefe de la comarca y debía estar disponible todo el día a través del teléfono. Fuentes cercanas al compañero cuentan que, de hecho, fue el único jefe de un cuerpo implicado en la extinción que no tuvo relevo y acudió a todas y cada una de las reuniones del equipo encargado de controlar el fuego”.
Desde ese fatídico día, Jaume no fue el mismo, no dormía, se encontraba muy nervioso, sufría mucha presión en el trabajo… Su grado de profesionalidad era tan elevado, se exigía tanto, que rallaba la obsesión. Citando la misma fuente, y según declaró su hijo a la policía “Tenía mucho miedo a las sanciones que pudiera sufrir por la responsabilidad en el incendio, tenía miedo a perder su buena reputación e ir a la cárcel”.
A pesar de recibir tratamiento médico, no pudo aguantar más aquella angustia, y el día 25 de marzo su cadáver fue hallado por sus compañeros colgado de un árbol en una zona conocida como Mas d’en Coll, en la localidad de Alas i Cerc (Lleida), después de encontrarse dos cartas manuscritas en su despacho. Una iba dirigida a sus superiores, en ella manifestaba su “preocupación por el incendio de Calvinyà, el cual le había roto la vida a él y a su familia, así como que la Administración estaba buscando un cabeza de turco que responsabilizar por no haberse realizado las tareas correctamente y que este sería él”, según recoge el auto.
Según sentencia de la Sala Social del TSJC, Jaume se quitó la vida a consecuencia de la presión derivada de su trabajo: “su elevado grado de profesionalidad, responsabilidad y auto exigencia le superó emocionalmente hasta el punto de poner fin a su vida”, señaló el tribunal.
Jaume tenía 51 años, y dejó en este mundo mujer y un hijo y una hija adolescentes, y entre sus compañeros y compañeras, el recuerdo de un profesional comprometido con la protección del medio ambiente.
En su honor, el día 13 de diciembre de 2014, la Asociación Profesional de Agentes Rurales de Cataluña llevó a cabo un acto de homenaje a su persona, que contó con la presencia de su familia, autoridades y decenas de compañeros y compañeras.
Descansa en pau, company Jaume.
https://elpais.com/ccaa/2014/05/05/catalunya/1399283485_243482.html
By: Aminta
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Hacia el mediodía de un 19 de marzo del 2011, partió de la base de Alcorisa (Teruel) su Brigada Helitransportada con seis componentes: el piloto Albert Batlle, de 38 años; los bomberos forestales José Ramón Millán Salafranca, de 24 años, Angus Thompson Caminals, de 35, Ángel Aznar, de 32 años, Esteban Galve y Francisco Javier Benaque; y el Agente de Protección de la Naturaleza Rafael Andréu Omella, de 40 años de edad.
El helicóptero, un Bell 407, acudía a un incendio cuando perdió estabilidad y se vino abajo estrellándose hacia las 13:30 horas. Tras una investigación posterior se determinó que la causa del accidente se debió a un fallo mecánico por una pieza en mal estado del aparato.
Sólo Ángel Aznar sobrevivió.
Todos ellos dejaron familias destrozadas anímicamente por el suceso, en el caso del Agente para la Protección de la Naturaleza, Rafael Andréu Omella, dejó viuda y un hijo que no llegó a conocer y que ahora está a punto de cumplir diez años de edad, ya que nació un mes después del accidente.
Tanto el Agente como los bomberos forestales y el piloto, que fallecieron junto con él, seguirán por siempre en la memoria de todos nosotros, como los bravos y valientes defensores de nuestros montes que siempre fueron, y a quienes merecidamente AMINTA rinde tributo con su recuerdo.
Todo nuestro aliento a sus familias por la ausencia de seres tan queridos.
Descansen en paz.