By: Aminta
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Mucho tiempo ha transcurrido desde que surgió la idea de la creación de AMINTA por parte de varios compañeros Agentes Forestales y Medioambientales de diversos puntos del País; tal vez cuatro años, y tres desde que la pusimos en práctica.
Inicios difíciles, hemos de recordar, pero poco a poco fuimos reuniendo a las familias de aquellos compañeros que habían dejado este mundo para poder continuar con su hermoso trabajo allá donde ahora estén. Y con ellas, congregamos a sus hijos e hijas con la humilde misión de apadrinarlos, de ayudarlos, en la medida de nuestras posibilidades, en este mundo tan difícil.
Pero, más tarde o más temprano, se tienen que ir de nuestro lado, como aquel hijo o hija mayor que abandona el nido, en este caso, al cumplir la edad máxima para recibir ayudas por parte de la Asociación.
Y eso es lo que ocurre con Urma de los Pinos Santana Millares, nacida en Tejeda, (Las Palmas), hija de Juana María Cármen Millares Lorenzo, conocida entre los queridos como Nani; y de Francisco José Santana Álvarez, compañero Agente de Medio Ambiente del Cabildo de La Palma, fallecido en acto de servicio el 4 de agosto del 2016.
En la última asamblea de AMINTA, celebrada el 25 de marzo pasado, dimos nuestra despedida a Urma, quien estaba felizmente acompañada por su madre y dos de sus hermanos. Acudieron también para mostrarle su cariño todas las familias beneficiarias, a las cuales agradecimos su asistencia.
Pero la partida de Urma como beneficiaria de la Asociación, no es en absoluto traumática, pues sigue y seguirá siendo parte de esta Gran Familia Forestal, por lo que, si ella quiere, continuará estando junto a nosotros cada vez que lo precise.
Por ello, para que nos siga teniendo en su corazón, le hicimos llegar un recuerdo por parte de la Asociación, es el que se muestra en este vídeo.
Urma, te deseamos de corazón toda la Junta Directiva y los socios de AMINTA, que tengas un feliz y próspero futuro.
Un fuerte abrazo de todas las familias beneficiarias de AMINTA, y de AMINTA mismo.
A la joven edad de 28 años, nos dejó Pascual Garrido, Guarda de Conservación de Naturaleza (antigua denominación de los actuales Agentes para la Protección de la Naturaleza de Aragón).
Era un 2 de abril del año 1991, y Pascual atendía un águila herida en una caseta situada en un lugar apartado de la sierra de Arguis, en Huesca. Un grupo de presos de la cárcel de Huesca realizaban, en régimen abierto, trabajos de formación forestal en la zona.
¿Un asunto de tráfico de drogas en el que un individuo del exterior entregaba la droga a su hermano, que era uno de los presos allí reunidos, para introducirla en la cárcel? ¿La mala suerte de que Pascual estuviese en el sitio inadecuado en el momento más inoportuno y observase el delito? ¿La intención de los asesinos de no dejar testigos?
El caso es que nuestro compañero fue hallado allí, en aquella caseta, mutilado con una motosierra que desapareció como de la nada.
Ello, unido a la imposibilidad de culpabilizar a sus asesinos por la presunción constitucional de inocencia tras numerosas contradicciones en sus declaraciones y la inexistencia de pruebas, hizo más amargo el drama.
Un crimen al que no se hizo justicia, y que por lo tanto nunca podrá cerrar la herida abierta entre sus familiares y sus compañeros.
El centro de interpretación de la Red Natural de Arguis, donde se perpetró el crimen, fue rebautizado con el nombre de Pascual Garrido.
(Fuente: https://extraconfidencial.com/noticias/el-crimen-de-la-moto-sierra-la-justicia-no-ha-castigado-al-asesino-del-guardia-forestal-pascual-garrido-descuartizado-hace-23-anos/)
En la foto, tomada por el compañero David Gómez Samitier (también tristemente fallecido en accidente de circulación), e incluida en su libro “Pájaro de Barro”, aparece Pascual Garrido aportando comida a un muladar de Quebrantahuesos.
Ojala, amigo Pascual, se haga justicia en el cielo, ya que en la tierra tu execrable crimen, quedó impune.
Descansa en Paz, querido Pascual, compañero.