By: LourdesDav
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Juan Pedro de la Cruz Sagredo, agente medioambiental en la comarca salmantina de Vitigudino se encontraba de guardia este martes, 13 de diciembre. Iba solo en un coche oficial de la Junta de Castilla y León, desde Villarino de los Aires a Cabeza de Framontanos, una zona que conocía muy bien porque era responsable de la misma desde hacía muchos años. Pero este martes había un factor diferente, sin ser nuevo, sí poco habitual, que le impidió regresar a casa.
Cuando se alertó sobre su desaparición se inició la búsqueda. Un compañero que terminó antes su servicio había hablado con él, más tarde el alcalde de Villarino de los Aires. No había más certezas. Se fueron incorporando al rescate de Juan Pedro hasta 20 compañeros suyos de profesión, numerosos vecinos, bomberos de Diputación de Salamanca, Guardia Civil, Protección Civil, sumando entre todos ellos 2 helicópteros y drones.
La búsqueda se prolongó durante este miércoles 14, ya con mejores condiciones meteorológicas y de luz solar. La primera mala noticia llegó aproximadamente a las 11:00 horas cuando agentes medioambientales localizaron el vehículo que conducía, un Suzuki Jimny, semisumergido en la Rivera de Cabeza de Framontanos, aproximadamente a 1 km del casco de dicha localidad. Se empieza a sospechar de la causa que habría podido provocar su desaparición, haber sido arrastrado por la enorme fuerza de una corriente desatada por las intensas lluvias de las últimas semanas.
De nuevo, compañeros de Juan Pedro, vistiendo su mismo uniforme de agente medioambiental, localizan su cuerpo sin vida en el mismo cauce, la Rivera de Cabeza, también semisumergido. Eran las 13:50 horas, la esperanza que nunca se pierde, pero que ya era difícil de mantener, había llegado al peor desenlace. Juan Pedro tenía 55 años, estaba casado y con 2 hijas menores de edad.
Sabemos que las intensas lluvias de las últimas semanas habían hecho crecer el caudal hasta sobrepasar la altura del puente que tantas veces había cruzado. Todos pensamos que ya era de noche, o casi, cuando lo intentó, pero sin conseguir cruzarlo. La corriente era demasiado fuerte para el vehículo que llevaba, y fue arrastrado por el agua hasta que cayó dentro del cauce.
Contribuyó con su trabajo a la conservación y gestión de un territorio especial, Las Arribes, como les gusta llamar a esta comarca sus pobladores, o Los Arribes como la conocen quienes viven más lejos. Los cañones fluviales sobre roca granítica formada por los ríos de mayor caudal son alimentados por pequeños cauces que pueden llegar a formar al final de sus tramos algún tajo más pronunciado. Pero en general son corrientes tranquilas y pozas aisladas, una tierra que espera la lluvia como tantas otras, pero que cuando llueve mucho, pueden alcanzar caudal y fuerza para mover sus numerosos molinos, y más aún. A este tipo de cauces los llaman riveras, y albergan una vida y usos muy adaptados a su clima y roca. Una vida muy especial, que esta vez se ha llevado a la de Juan Pedro.
Enviamos un sentido pésame a tu familia Juan Pedro, y a ti un abrazo, compañero.