Hoy 4 de agosto hace cuatro años del fallecimiento del compañero Francisco José Santana Álvarez, “Fran”. Nacido en Gran Canaria, casado y padre de cinco hijos llevaba más de 17 años de servicio en La Palma, la isla bonita, de la que se sentía parte y por la que luchó, hasta el día de su muerte, defendiendo su rico patrimonio natural. Falleció durante las tareas de extinción del incendio forestal que comenzó el día antes y que asoló más de 4000 has.
El incendio tuvo su inicio en una imprudencia cometida por un joven alemán que llevaba unos pocos meses residiendo en la isla. En su inicio nada hacía presagiar lo que sucedería durante la madrugada. El accidente que le costó la vida fue fruto, como sucede casi siempre, de una fatídica cadena de circunstancias. El dolor y la tristeza por su pérdida continúan presentes en su familia, amigos y compañeros.
Era un ser especial, de los que, cuando los conoces, si la vida y la fortuna te da esa opción, te deja huella y te marca para siempre. Su gran sabiduría, fruto de su incansable curiosidad y deseo de aprendizaje continuo, junto con su gran corazón, hacían de él un ser increíble. Defensor incansable de la naturaleza desde su juventud, encontró como Agente de Medio Ambiente la mejor forma de defenderla desde “dentro”. Era un firme creyente de la importancia de la educación ambiental para lograr un cambio en nuestra sociedad, practicando sus principios en todas las facetas de nuestra profesión. Cualquier ocasión era buena para dar una lección magistral e inculcar los valores en los que creía y defendía: una denuncia, un informe de corta o de quemas o un servicio de caza… cualquier ocasión era buena.
Afortunadamente, tanto él como su mujer han sabido trasmitir muchas de sus virtudes y capacidades a sus hijos.
No olvidemos nunca a quienes han perdido su vida defendiendo aquello en lo que creían… Honrar su recuerdo nos hará mejores profesionales y, sobre todo, mejores personas.
Un fuerte abrazo allí donde estés.
Te añoramos, Fran.
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Tuve el privilegio de conocerte en Cazorla. Fueron pocos días, pero compartimos buenas charlas, conocimientos, opiniones…
Me llegaste, y mucho. Gracias por donarme algo de ti, por enriquecerme como persona.