Era un sábado, un 21 de enero del 2017, un día como otro cualquiera de servicio rutinario, en este caso de control cinegético.
Xavier y David, Agents Rurals de l’Àrea Regional de Lleida, salieron temprano de patrulla. Muchos cazadores que supervisar aquel día. Iniciaron las inspecciones en el término municipal de Aspa, comarca del Segrià. Unos puestos de zorzales en un olivar joven les llamaron la atención, y acudieron a uno de ellos donde se encontraba el cazador que acabaría con su vida, de 28 años de edad.
El cazador no había pagado el permiso del Coto de Caza, y tenía un permiso de armas vigente, el tipo D, pero no era el necesario para la escopeta del calibre 12 que llevaba. Y, ante la presencia de los Agentes, reaccionó de la forma más cruel y vil que un individuo puede reaccionar: realizó sendos disparos a la cabeza de cada uno de los agentes, a corta distancia, y a cada uno un segundo disparo cuando ya yacían en el suelo. Murieron en el acto. Eran alrededor de las 10 de la mañana.
Francesc Xavier Ribes Villas tenía 43 años, dejó viuda y un hijo de 10 años.
David Iglesias Díez tenía 39 años, dejó viuda y una hija de 7 años.
Este vídeo es un homenaje póstumo que hemos propuesto realizar a compañeros con los que trabajaron durante el tiempo que ejercieron su profesión.
Xavier, David, todos vuestros compañeros Agentes Forestales, Agentes Medioambientales, Agentes del Medio Natural, Agentes de Medio Ambiente, Agentes para la Protección de la Naturaleza, Guardas Forestales… de todo el País, no os olvidan.
Descansad en Paz, compañeros.
Juan Pedro de la Cruz Sagredo, agente medioambiental en la comarca salmantina de Vitigudino se encontraba de guardia este martes, 13 de diciembre. Iba solo en un coche oficial de la Junta de Castilla y León, desde Villarino de los Aires a Cabeza de Framontanos, una zona que conocía muy bien porque era responsable de la misma desde hacía muchos años. Pero este martes había un factor diferente, sin ser nuevo, sí poco habitual, que le impidió regresar a casa.
Cuando se alertó sobre su desaparición se inició la búsqueda. Un compañero que terminó antes su servicio había hablado con él, más tarde el alcalde de Villarino de los Aires. No había más certezas. Se fueron incorporando al rescate de Juan Pedro hasta 20 compañeros suyos de profesión, numerosos vecinos, bomberos de Diputación de Salamanca, Guardia Civil, Protección Civil, sumando entre todos ellos 2 helicópteros y drones.
La búsqueda se prolongó durante este miércoles 14, ya con mejores condiciones meteorológicas y de luz solar. La primera mala noticia llegó aproximadamente a las 11:00 horas cuando agentes medioambientales localizaron el vehículo que conducía, un Suzuki Jimny, semisumergido en la Rivera de Cabeza de Framontanos, aproximadamente a 1 km del casco de dicha localidad. Se empieza a sospechar de la causa que habría podido provocar su desaparición, haber sido arrastrado por la enorme fuerza de una corriente desatada por las intensas lluvias de las últimas semanas.
De nuevo, compañeros de Juan Pedro, vistiendo su mismo uniforme de agente medioambiental, localizan su cuerpo sin vida en el mismo cauce, la Rivera de Cabeza, también semisumergido. Eran las 13:50 horas, la esperanza que nunca se pierde, pero que ya era difícil de mantener, había llegado al peor desenlace. Juan Pedro tenía 55 años, estaba casado y con 2 hijas menores de edad.
Sabemos que las intensas lluvias de las últimas semanas habían hecho crecer el caudal hasta sobrepasar la altura del puente que tantas veces había cruzado. Todos pensamos que ya era de noche, o casi, cuando lo intentó, pero sin conseguir cruzarlo. La corriente era demasiado fuerte para el vehículo que llevaba, y fue arrastrado por el agua hasta que cayó dentro del cauce.
Contribuyó con su trabajo a la conservación y gestión de un territorio especial, Las Arribes, como les gusta llamar a esta comarca sus pobladores, o Los Arribes como la conocen quienes viven más lejos. Los cañones fluviales sobre roca granítica formada por los ríos de mayor caudal son alimentados por pequeños cauces que pueden llegar a formar al final de sus tramos algún tajo más pronunciado. Pero en general son corrientes tranquilas y pozas aisladas, una tierra que espera la lluvia como tantas otras, pero que cuando llueve mucho, pueden alcanzar caudal y fuerza para mover sus numerosos molinos, y más aún. A este tipo de cauces los llaman riveras, y albergan una vida y usos muy adaptados a su clima y roca. Una vida muy especial, que esta vez se ha llevado a la de Juan Pedro.
Enviamos un sentido pésame a tu familia Juan Pedro, y a ti un abrazo, compañero.
Un domingo 27 de septiembre del 2020, Cesáreo Muñoz Macías, falleció de un infarto. Era un agente medioambiental que llevaba ganándose el cariño de sus compañeros desde que en 1993 se incorporó a su puesto de trabajo en la Sierra de la Culebra, en la provincia de Zamora.
Su muerte ocurrió entre el monte de Sesnández y El Casal, en el término municipal de Tábara, dentro de la Reserva Regional de Caza de la Sierra de La Culebra. Estaba trabajando, un hombre con gran vocación reforzada por la experiencia, esta vez en un rececho de ciervo. Al quedarse inconsciente, el cazador con el que se encontraba le realizó maniobras de reanimación, pero no fue posible salvar a Cesáreo, como tampoco pudo hacer nada el personal del helicóptero medicalizado que acudió en su socorro.
Los parajes apartados que tantas veces recorrió, como los ciervos y lobos que le encantaba rastrear, esta vez hicieron que no recibiera una ayuda especializada y equipada a tiempo.
Natural de Peraleda del Zauzejo, en la provincia de Badajoz, sus restos volvieron al pueblo que le vio nacer. Mantuvo su acento durante los 27 años que vivió en esta comarca zamorana en la que también se ganó el cariño de sus habitantes, con su sonrisa por delante, y su buen humor del que siempre hizo gala. Sus compañeros de comarca, y de las vecinas, también recuerdan su saber hacer dirigiendo la extinción de incendios forestales. La Sierra de La Culebra, para cualquier Agente Medioambiental que se incorpore, es sinónimo de fuego. La falta de experiencia en cualquiera de nuestras funciones pesa, pero en extinción de incendios es una losa. A Cesáreo le salía de dentro el no dejarles solos, siempre pendiente de su estado de ánimo, no le faltaban palabras de aliento, además de trasmitir esa experiencia tan importante en nuestra profesión. Era el veterano que a todos nos gustaría tener como padrino, un padrino del que se han quedado huérfanos varias promociones de Agentes Medioambientales.
Dejó un hijo y una hija, el primero contaba con 24 años de edad y ella con 20.
Cesáreo, ahora nos toca a nosotros seguir tu rastro.
SOCIO DE HONOR AMINTA 2022
Don Borja Díaz Urtiaga
Borja Díaz Urtiaga, Basozaina (Agente Forestal) de BizKaia, fue quien ideó la fundación de una asociación como Aminta, de hecho, él le puso el nombre. Tozudo, incansable, perseverante, nos convenció a unos pocos para conseguir su sueño, que era también el nuestro: ayudar a los huérfanos y huérfanas de los compañeros y compañeras fallecidos en acto de servicio.
Durante un largo año, el 2018, luchó con incansable denuedo por su ideal, hasta que, por fin en el 2019, lo conseguimos entre todos, pero siempre animados por su inercia y constancia.
Si AMINTA es ahora lo que es, se lo debemos agradecer a nuestro compañero Borja.
Es por ello que, en la Asamblea Ordinaria de Socios y Socias celebrada el día 27 de mayo de este año, por unanimidad de todos los asistentes, se decidió nombrarle Socio de Honor de Aminta, y en conmemoración a este hecho, hacerle entrega de la placa que ahora muestra.
Un fuerte abrazo de parte de toda la Junta Directiva de Aminta y de todos sus socios y socias; cómo no también, de las familias beneficiarias de las ayudas de AMINTA.
¡Gracias!
Cinco miembros de un retén de intervención rápida pertenecientes a la antigua Agencia de Medio Ambiente (AMA) de la Comunidad de Madrid, cuatro hombres y una mujer, perdieron la vida la tarde del 18 de septiembre de 1992 cuando trabajaban en la extinción de un incendio en la Sierra de El Rincón, en el límite entre Madrid y Guadalajara. Un cambio repentino del viento, según responsables de Protección Ciudadana, originó la tragedia al envolver en llamas a las víctimas, que, según las primeras hipótesis, perecieron por asfixia. Cuatro de los fallecidos tenían contratos temporales hasta el 15 de octubre. El incendio se inició al desprenderse chispas de una máquina oruga que realizaba trabajos de explanación, al rozar con piedras las cadenas, y que se encontraba realizando labores de preparación del terreno para repoblar pinos.
La brigada, dirigida por el agente forestal Ángel Godoy García, de 29 años de edad, estaba formada por cuatro bomberos forestales contratados temporales de los pueblos de la zona. Se trataba de Alberto Encinas Rosado, de 38 años, residente en Montejo de la Sierra, y Ana García García, de 29 años, residente en Prádena del Rincón y miembros del retén de Montejo de la Sierra; José Luis Herrero Macein y Francisco Ruiz Fuentes, de 46 años, naturales de Buitrago, ambos pertenecientes al retén de Buitrago.
El contacto por radio con los cinco fallecidos se perdió entre las cinco y las seis de la tarde. En principio no se le dio mayor importancia porque se consideró que podía ser debido a una zona de sombra motivada por lo accidentado del terreno. Pasadas las siete de la tarde se empezó a considerar que podía haber sucedido algo, y la inquietud fue en aumento durante la noche, al comprobarse que no era posible establecer el contacto y que las cinco personas no habían regresado a sus bases.
Según refirieron los habitantes de los pueblos de la zona, la brigada quedó cercada por las llamas y se dirigió hacia un arroyo sin agua de las inmediaciones. Allí murieron por asfixia y posteriormente el fuego carbonizó los cuerpos.
Los alcaldes y vecinos de los municipios de donde procedían los combatientes destacaron la ilusión, entusiasmo y profesionalidad con la que los fallecidos desempeñaban su trabajo en la lucha contra los incendios.
Descansad en Paz, compañeros.
Agradecemos a los Bomberos Forestales de la Comunidad de Madrid las fotografías aportadas para este artículo a través de su página de Facebook.
Homenaje a Manuel Murillo Tena
Manuel Murillo Tena falleció el 23 de agosto de 2012. Uno de esos agentes medioambientales que generaban serenidad cuando llegaba a un incendio forestal. Al desempeñar sus funciones en El Bierzo, quienes trabajan en extinción pueden estar de todo menos tranquilos.
Aquel jueves fatídico tenía guardia de incendios. Pero no fue el fuego que tan bien entendía y sabía apagar, Manuel iba a su trabajo en la base de la brigada helitransportada de Cueto (León), su labor la desempeñaba formando parte de este equipo. Pero también en era excepcional en su forma de incorporarse al trabajo, lo hacía en bicicleta, sumando casi 100 kms entre ida y vuelta a la base del Cueto.
Cuando pasemos por la carretera N-120 veremos un pequeño viaducto que da acceso a Toral de los Vados, cerca de su punto kilométrico 429. Allí, el 23 de agosto de 2012 Manuel Murillo Tena pedaleaba como siempre cuando una furgoneta que realizaba un adelantamiento en sentido contrario le embistió, saliendo despedido sin posibilidades de sobrevivir. Los servicios sanitarios que llegaron ya no pudieron hacer nada por él, tan solo certificar su muerte, la muerte de un hombre bueno, con 43 años, casado y con dos hijas.
Gran profesional, con gran empatía entre otras cualidades, le hacía afrontar problemas que tenían sus paisanos, haciéndolo como agente medioambiental y como vecino. Fue presidente de la Asociación de Montañismo de Puente Domingo Flórez y miembro de la Mesa del Castaño. Este árbol es algo más que un icono para quienes recorran El Bierzo, ha sido el alimento que ha salvado a muchas generaciones de esta comarca, sigue siendo un referente en su gastronomía, tiene el aprovechamiento maderero que da trabajos entre sus gentes, y tiene tanto valor cultural y económico como riesgos de diferentes tipos. Manuel se implicó hasta la médula con esta visión del castaño.
Una persona muy humana que se involucraba en todo lo que le trasmitiera esa humanidad. Así le correspondieron los habitantes de Puente de Domingo Flórez, donde vivía, la junta vecinal cambió el nombre a una de sus calles y ahora podemos andar por el Paseo de Manuel Murillo Tena, donde encontraremos un pequeño monumento que le recuerda. El presidente de la junta vecinal, el pueblo “nunca podrá agradecer suficientemente su labor desinteresada, no solo como profesional, sino como ser humano, siempre implicado y afanado por educar y transmitir valores, especialmente con los niños, en defensa de la naturaleza, el medio ambiente y el respeto por los animales”.
Los bomberos forestales de la brigada helitransportada de Cueto, también rinden su propio homenaje a Manuel, instalaron un monolito en la base de la brigada que guarda su memoria.
Los agentes medioambientales que tuvieron la suerte de ser sus compañeros, tanto en la comarca con en algún incendio forestal en otros lugares, son testigos de su mirada tan profunda, carácter pacífico, de su capacidad para resolver problemas gracias a su empatía, amabilidad y elevado conocimiento del territorio en todas sus dimensiones. Los agentes medioambientales leoneses, grandes profesionales en la lucha contra los incendios forestales, tienen su propia cita para nuestro compañero, “jefe de extinción privilegiado, yo cada vez que oía que estaba al frente del incendio Manuel Murillo, iba al incendio con una sonrisa, daba gusto trabajar con él, la tranquilidad que otorgaba, la capacidad que tenía para gestionar medios, y de qué manera, era tremenda”.
Manuel, con la serenidad que viviste te recordamos.
By: Aminta
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Manuel Lago Martínez “Chiquito”, Guarda Forestal del ICONA, fue muerto a tiros en Muniellos, en Cangas del Narcea, por unos furtivos, en agosto 1.980. Los que le conocían hablan de él de que era un gran profesional, y que no le tenía miedo a nada.
Manuel Lago se encontraba el sábado con un compañero en el parque de Muniellos, donde oyeron algunos disparos. Ambos guardas se dispusieron a buscar al supuesto cazador. Horas después regresó uno de ellos, pero el otro, Manuel Lago, no apareció hasta que su cuerpo sin vida fue encontrado, a las siete de la madrugada del domingo. Según el forense, el disparo fue hecho a quince metros de distancia. Junto al cadáver, que registraba heridas en la cabeza y el pecho, se encontraban algunas vísceras del corzo.
Según el juicio por su asesinato, que se celebró dos años después, en la madrugada del día 16 de agosto de 1.980, M.A.P. acompañado de B.A.P, M.P.R., J.G.M. y un sobrino suyo de 15 años, J.A.G.M., subieron al Alto del Connio, desde donde, formando una partida, se introdujeron en Muniellos, entonces Coto Nacional y vedado para la caza. B.A.P. volvió en su Land-Rover quedando con el resto de la cuadrilla en que volvería a buscarles por la tarde.
Iniciaron la cacería al rececho utilizando un perro para levantar las piezas. Hacia las nueve de la mañana M.P. abatió un corzo que, una vez desprovisto de las vísceras, escondieron entre unas rocas, lugar en el que lo hicieron también ellos ante el temor de que el disparo hubiese sido escuchado.
Cuando hacia las siete de la tarde iniciaban el regreso hacia el lugar donde había escondido el corzo llevando otra pieza cobrada, se encontraron con el guarda “Chiquito” que les daba el alto. En ese momento el tío, que marchaba delante, gritó al sobrino para que corriese advirtiéndole de la presencia del guarda e iniciando ambos la carrera ladera abajo. Según se contó en el juicio, en ese momento Chiquito realizó dos disparos de advertencia con su carabina, momento en el que los que huían se volvieron y realizaron dos disparos de escopeta contra el guarda. Uno por el menor y otro desde otro lugar, a la derecha de Chiquito, que le produjo la muerte. Parece ser que el del menor, aunque fue casi simultáneo, impactó cuando ya el guarda caía.
Los otros dos cazadores alcanzaron la carretera donde ya les esperaba M.A.P con el vehículo en el que introdujeron el corzo marchándose sin esperar a tío y sobrino, que permanecieron toda la noche ocultos en el monte. También se señaló en el juicio que no se probó con la necesaria certeza que uno de los disparos lo efectuase J.G., el tío. Y es aquí donde aparecieron múltiples interpretaciones sobre lo sucedido en el monte y de cómo pudo haberse orquestado el relato de los hechos para que todo hiciese creer que había sido el menor de edad, el que había efectuado los disparos ya que, argumentaban los vecinos de la zona, sabían que, siendo menor, no iría a prisión, y la sentencia sería mucho más benévola. Todos los implicados guardaron silencio sobre lo sucedido hasta que fueron detenidos entre los días 21 y 22 de agosto.
J.G.M., el tío, fue absuelto de los delitos de homicidio y atentado, y M.A.P del de homicidio en concepto de encubridor y del omisión del deber de socorro, delito éste del que también fueron absueltos los otros dos. Se les condenó por delitos contra la Ley de Caza y omisión del deber de denuncia.
J.A.G.M., al ser menor, fue juzgado de nuevo por otro tribunal; pasó varios meses en un reformatorio y, siendo ya mayor de edad, fue denunciado varias veces por delitos relacionados con la caza e incendios, incluso en el año 2.000 quiso inculpar a alguno de sus entonces compañeros de furtivismo en el asesinato de “Chiquito”. El caso no fue reabierto.
Tenía 53 años. Dejó viuda, dos hijos y un gran legado: ambos ejercen a día de hoy la profesión de su padre, Agentes del Medio Natural del Principado de Asturias.
Descansa en paz, compañero.
By: Aminta
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El 12 de agosto del 2012 en el incendio forestal de Torremanzanas (Alicante), fallecieron el Agente Medioambiental Ernesto Aparicio Esteve, y el bombero forestal Emilio Albargues Bataller, a ambos les concedieron a título póstumo la Medalla al Mérito de Protección Civil..
Nuestro compañero Ernesto tenía 50 años, estaba casado y tenían dos hijos. Nacido en La Enguera (Valencia), pasó sus 24 años de Agente Medioambiental en Alicante.
Los compañeros que tuvieron la suerte de compartir contigo tus jornadas de trabajo contamos lo mucho que amabas tu profesión como medio de defender la naturaleza, tu integridad como persona y tu corazón bondadoso. Tu familia nos cuenta la emoción que sienten al recordar tu pasión por el medio ambiente. Los que no tuvimos la suerte de conocerte, sabemos que somos afortunados de tenerte entre los nuestros, porque siempre lo serás.
Hoy, 4 de agosto, se cumplen seis años del fallecimiento del compañero Francisco José Santana Álvarez, “Fran”, Agente de Medio Ambiente del Cabildo de La Palma.
Seis años del trágico día en el que dio la vida durante las tareas de extinción del incendio forestal que arrasó más de 4000 hectáreas de la isla de La Palma, la Isla Bonita, en la que llevaba más de 17 años luchando por la protección de su biodiversidad y de su patrimonio natural.
El siguiente vídeo es un homenaje póstumo que hemos propuesto realizar a compañeros con los que trabajó durante el tiempo que ejerció su profesión en las islas de Gran Canaria y La Palma.
No olvidemos nunca a quienes han perdido su vida defendiendo aquello en lo que creían… Honrar su recuerdo nos hará mejores profesionales y, sobre todo, mejores personas.
Te añoramos Fran, un fuerte abrazo allí donde estés.