By: Aminta
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Este domingo 27 de septiembre de 2020, Cesáreo Muñoz Macías ha fallecido aparentemente de un infarto, la autopsia confirmará la causa. Para lo que no hace falta esperar es para saber que era un agente medioambiental que llevaba ganándose el cariño de sus compañeros desde que en 1993 se incorporó a su puesto de trabajo en la Sierra de la Culebra, en la provincia de Zamora.
Su muerte ha ocurrido entre el monte de Sesnández y El Casal, en el término municipal de Tábara, dentro de la Reserva Regional de Caza de la Sierra de La Culebra. Esa mañana, la muerte encontró a Cesáreo trabajando, un hombre con gran vocación reforzada por la experiencia, esta vez en un rececho de ciervo. Al quedarse inconsciente, el cazador con el que se encontraba le realizó maniobras de reanimación, pero no fue posible salvar a Cesáreo, como tampoco pudo hacer nada el personal del helicóptero medicalizado que acudió en su socorro.
Los parajes apartados que tantas veces recorrió, como los ciervos y lobos que le encantaba rastrear, esta vez hicieron que no recibiera una ayuda especializada y equipada a tiempo. La autopsia nos dirá el resto.
Natural de Peraleda de Zauzejo, en la provincia de Badajoz, sus restos volverán al pueblo que le vio nacer. Mantuvo su acento durante los 27 años que vivió en esta comarca zamorana en la que también se ganó el cariño de sus habitantes, con su sonrisa por delante, y su buen humor del que siempre hizo gala. Sus compañeros de comarca, y de las vecinas, también recuerdan su saber hacer dirigiendo la extinción de incendios forestales. La Sierra de La Culebra, para cualquier agente medioambiental que se incorpore, es sinónimo de fuego. La falta de experiencia en cualquiera de nuestras funciones pesa, pero en extinción de incendios es una losa. A Cesáreo le salía de dentro el no dejarles solos, siempre pendiente de su estado de ánimo, no le faltaban palabras de aliento, además de trasmitir esa experiencia tan importante en nuestra profesión. Era el veterano que a todos nos gustaría tener como padrino, un padrino del que se han quedado huérfanos varias promociones de agentes medioambientales.
Dejó un hijo y una hija, el primero cuenta con 33 años y ella con 20.
Cesáreo, ahora nos toca a nosotros seguir tu rastro.